El cortejo según Dios

El cortejo según Dios

De niño, a menudo caminaba por mi casa y la propiedad que la rodeaba. Parecía ser del tamaño exacto para mí. Tenía suficiente espacio para reír, jugar y disfrutar del aire libre. Tenía todas mis necesidades suplidas dentro de los límites de aquel terreno y disfruté mi niñez al máximo. También me sentía seguro, sabiendo que otros no tenían derecho de cruzar esos límites. Era libre para vivir y a la vez estaba protegido del mal.

He visto que se consideran los límites de una de dos maneras: para confinar o para definir. Dios nos ha dado límites específicos dentro de los cuales vivir—no para confinarnos, sino mas bien para definir cómo vivir una vida verdaderamente satisfactoria, evitando las trampas del mundo. Un tema que causa confusión en cuanto a límites es la abstinencia sexual antes del matrimonio. Para muchas personas, la abstinencia sexual parece ser una regla anticuada que no tiene sentido en el mundo hoy en día. Para ellos, es un confinamiento innecesario en su relación de cortejo (o en una salida solos, un soltero con una soltera, en una cita). Otros dicen que el sexo no debería ser un evento casual, sino uno reservado para el matrimonio. Así que, ¿cuáles son los límites? ¿A quién hemos de creer?

Dios no nos deja adivinando las respuestas. Él quiere que sepamos cómo estar satisfechos y disfrutar plenamente la vida, aún en este tema. Vayamos a las Escrituras para ver qué desea Dios para nuestras vidas.

I Corintios 7:32-34:
…El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor.
Pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.

Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.

El casado y el soltero no son iguales, y Dios hace una distinción entre los dos. También nos dice que Él espera una conducta diferente de los que están casados y de aquellos que son solteros.

I Corintios fue escrito para los creyentes renacidos. El capítulo 7 de I Corintios provee un marco positivo para la conducta sexual entre hombres y mujeres—ya sean casados o solteros—estableciendo el estándar que Dios desea para Su gente.

I Corintios 7:1:
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer.

Es bueno o le agrada a Dios que el hombre no toque a la mujer como si ella fuera su esposa, si no lo es. El cortejo no es el momento para «probar esto». Tocar de una manera sexual debe ser reservado para el matrimonio. Si continuamos leyendo en este capítulo, veremos esto aún más claro.

I Corintios 7:2:
Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.

Si un hombre tiene la necesidad urgente de una relación sexual y es suficientemente maduro, entonces que se case y tenga relaciones sexuales con su esposa. La misma regla aplica para la mujer. Esto le permite al hombre y a la mujer evitar las relaciones sexuales que están fuera de los límites. Esa es la solución de Dios para un deseo sexual que le distrae—encuentre a alguien que quiera vivir la Palabra y casese. Nuestro amado Padre celestial establece claramente los límites.

Dios no diseñó el sexo para que fuera algo casual—Él lo diseñó para que fuera parte de un compromiso de por vida. Si una persona sencillamente sucumbe a los impulsos debido a sus emociones o sus hormonas, está limitando la plenitud de la vida que Dios desea que tenga. Surgen muchos tropiezos. Por ejemplo, estar sexualmente activo fuera del matrimonio puede poner presión en la mujer o en el hombre de sentirse atado u obligado al otro; mas sin embargo, no existe un compromiso de matrimonio entre ellos.

Los beneficios de la obediencia a Dios en esta categoría sobrepasan grandemente el placer fugaz de la lujuria. Cuando se mantiene al sexo fuera del ámbito del cortejo, esto permite a aquellos que se están conociendo a ser libres de vivir su vida de acuerdo con la Palabra de Dios. Esto edifica un respeto y cuidado mutuo el uno por el otro. También, donde no hay sexo prematrimonial, uno tiene la seguridad de evitar el embarazo o la posibilidad de enfermedades trasmitidas sexualmente. También está la maravillosa libertad de vivir sin culpa de la sospecha y condenación de otros, y el gozo de ser recto en nuestras acciones ante Dios y los hombres.

I Corintios 7:35 [The Amplified Bible, La Biblia ampliada en inglés]:
Ahora esto lo digo para su propio bienestar y provecho, no para ponerles
[un bozal de] restricción, sino para promover lo que es correcto y de buen orden y para asegurar su devoción absoluta al Señor, sin distracción.

Guardar los límites sexuales apropiados durante el cortejo traerá beneficio a cada persona en la relación y también ayudará a afianzar su determinación de llevar a cabo la Palabra de Dios. Puede que la cultura nos dicte que las relaciones sexuales son la prueba del amor el uno por el otro, pero Dios nos dice que la verdadera prueba de ese amor es amarlo a Él y guardar Sus mandamientos—incluyendo la abstinencia sexual antes del matrimonio.

I Juan 5:2,3:
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos
[opresivos].

Hemos visto que la Biblia no es imprecisa en cuanto al sexo prematrimonial. El cortejo es un tiempo para disfrutar de la compañía el uno del otro y para llegar a conocer el corazón y el amor de esa persona por Dios, sin enredarse con deseos sexuales. Los mandamientos amorosos de Dios no son opresivos, sino seguros. A medida que nos mantenemos dentro de los límites que Dios define, ¡no estamos confinados sino libres para llevar a cabo la vida según Dios que Él desea para nosotros!

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